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El endurecimiento es un tipo de tratamiento térmico cuyo objetivo es obtener una mayor dureza, resistencia, resistencia al desgaste, con una menor plasticidad y mayor fragilidad. Dependiendo de la profundidad de endurecimiento, se distingue entre endurecimiento volumétrico y superficial. El endurecimiento volumétrico consiste en calentar el material en toda su sección transversal hasta la temperatura de transformación deseada, mantenerlo a esa temperatura y enfriarlo a una velocidad adecuada. Este proceso se utiliza para endurecer aceros de carbono medio y alto, con el fin de obtener una resistencia y dureza moderadas. El endurecimiento superficial consiste en calentar rápidamente una capa delgada de la superficie del material hasta la temperatura de transformación deseada y enfriarlo rápidamente. Se obtiene una mayor dureza y resistencia solo hasta la profundidad determinada, dejando el resto del material con una estructura no endurecida. Los medios de enfriamiento más comunes son: aceite, aire, agua, agua con polímeros solubles, etc.
La moderna calefacción por inducción proporciona un calentamiento confiable y sin contacto en el menor tiempo posible, sin llama. Una característica importante es la repetibilidad y precisión del proceso: es posible ajustar el tiempo, la temperatura, controlar la profundidad de endurecimiento, el enfriamiento y la parte de la pieza a tratar. Los sistemas semiconductores pueden calentar incluso áreas muy pequeñas, dentro de márgenes de tolerancia precisos para el proceso de fabricación.
El endurecimiento por inducción se realiza de dos maneras. La primera es el endurecimiento estático, que consiste en realizar la operación de calentamiento sin cambiar la posición de la pieza ni del inductores con respecto a ellos. Este método se caracteriza por su rapidez, no requiere una automatización compleja y permite determinar con gran precisión el área a calentar, incluso para piezas de formas complejas. El segundo método es el endurecimiento progresivo, que consiste en realizar la operación de calentamiento cambiando la posición de la pieza y el inductor con respecto a ella. Esto permite endurecer piezas de gran superficie y tamaño, así como calentar varias áreas específicas de una pieza en un solo proceso, sin necesidad de ajustar manualmente la posición.
El tratamiento térmico mediante sistemas de inducción es ideal para aplicaciones en industrias que requieren un proceso automatizado, preciso y, al mismo tiempo, rápido. La calefacción por inducción funciona bien para grandes empresas que cuentan con múltiples líneas de producción en fabricación continua, debido a su mayor eficiencia. Para los fabricantes más pequeños, una ventaja adicional es el arranque casi inmediato de la máquina. En caso de interrupciones en la producción, la máquina no tiene que estar funcionando continuamente, como ocurre con los hornos convencionales.
El recocido es un tipo de tratamiento térmico que consiste en reducir la fragilidad, la quebradiza, la dureza hasta el nivel deseado y eliminar las tensiones del endurecimiento en el acero previamente endurecido. Este proceso se realiza a temperaturas relativamente bajas, menores que la temperatura de endurecimiento. La pieza se calienta, se mantiene a una temperatura elevada durante un tiempo y luego se enfría lentamente.
El recocido por inducción realizado mediante sistemas de inducción ofrece muchos beneficios descritos en el endurecimiento, como tiempos de proceso más cortos (¡incluso de segundos!), ahorro de energía, posibilidad de control preciso y repetibilidad. La integración de estos sistemas en las líneas de producción permite simplificar el manejo del proceso, acelerar la producción y aumentar las ganancias.
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El endurecimiento es un tipo de tratamiento térmico cuyo objetivo es obtener una mayor dureza, resistencia, resistencia al desgaste, con una menor plasticidad y mayor fragilidad. Dependiendo de la profundidad de endurecimiento, se distingue entre endurecimiento volumétrico y superficial. El endurecimiento volumétrico consiste en calentar el material en toda su sección transversal hasta la temperatura de transformación deseada, mantenerlo a esa temperatura y enfriarlo a una velocidad adecuada. Este proceso se utiliza para endurecer aceros de carbono medio y alto, con el fin de obtener una resistencia y dureza moderadas. El endurecimiento superficial consiste en calentar rápidamente una capa delgada de la superficie del material hasta la temperatura de transformación deseada y enfriarlo rápidamente. Se obtiene una mayor dureza y resistencia solo hasta la profundidad determinada, dejando el resto del material con una estructura no endurecida. Los medios de enfriamiento más comunes son: aceite, aire, agua, agua con polímeros solubles, etc.
La moderna calefacción por inducción proporciona un calentamiento confiable y sin contacto en el menor tiempo posible, sin llama. Una característica importante es la repetibilidad y precisión del proceso: es posible ajustar el tiempo, la temperatura, controlar la profundidad de endurecimiento, el enfriamiento y la parte de la pieza a tratar. Los sistemas semiconductores pueden calentar incluso áreas muy pequeñas, dentro de márgenes de tolerancia precisos para el proceso de fabricación.
El endurecimiento por inducción se realiza de dos maneras. La primera es el endurecimiento estático, que consiste en realizar la operación de calentamiento sin cambiar la posición de la pieza ni del inductores con respecto a ellos. Este método se caracteriza por su rapidez, no requiere una automatización compleja y permite determinar con gran precisión el área a calentar, incluso para piezas de formas complejas. El segundo método es el endurecimiento progresivo, que consiste en realizar la operación de calentamiento cambiando la posición de la pieza y el inductor con respecto a ella. Esto permite endurecer piezas de gran superficie y tamaño, así como calentar varias áreas específicas de una pieza en un solo proceso, sin necesidad de ajustar manualmente la posición.
El tratamiento térmico mediante sistemas de inducción es ideal para aplicaciones en industrias que requieren un proceso automatizado, preciso y, al mismo tiempo, rápido. La calefacción por inducción funciona bien para grandes empresas que cuentan con múltiples líneas de producción en fabricación continua, debido a su mayor eficiencia. Para los fabricantes más pequeños, una ventaja adicional es el arranque casi inmediato de la máquina. En caso de interrupciones en la producción, la máquina no tiene que estar funcionando continuamente, como ocurre con los hornos convencionales.
El recocido es un tipo de tratamiento térmico que consiste en reducir la fragilidad, la quebradiza, la dureza hasta el nivel deseado y eliminar las tensiones del endurecimiento en el acero previamente endurecido. Este proceso se realiza a temperaturas relativamente bajas, menores que la temperatura de endurecimiento. La pieza se calienta, se mantiene a una temperatura elevada durante un tiempo y luego se enfría lentamente.
El recocido por inducción realizado mediante sistemas de inducción ofrece muchos beneficios descritos en el endurecimiento, como tiempos de proceso más cortos (¡incluso de segundos!), ahorro de energía, posibilidad de control preciso y repetibilidad. La integración de estos sistemas en las líneas de producción permite simplificar el manejo del proceso, acelerar la producción y aumentar las ganancias.
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